Es curioso cómo crece, como espera, como perdona. ¿Quién lo
iba a decir? Pero llega, y se instala, a sus anchas, muchas veces sin que nadie
lo invite. Entra, te roba las zapatillas y la cama y se queda cerquita
cerquita. Rápido te acostumbras a él, a sus ronquidos a sus cantares en la ducha,
a sus besitos en la nariz… A veces abruma, incluso enfada, pero es que el roce además
de hacer el cariño, hace…pues eso, rozar.
Pero cuando te roza y el bello se levanta, amiga estás perdida. Te ha enganchado, olvídate de
recuperar tus zapatillas. Compra
paciencia, antiarrugas y tiempo, porque todo eso te hará falta. De las
zapatillas olvídate, no pisarás el suelo, te llevará en volandas…
No hay comentarios:
Publicar un comentario