Acostumbrados a tener la espada afilada y el escudo brillante se levantaban cada mañana pensando si ese sería el último. Escaparon de mil torres, doscientas brujas y tres mil encantamientos; y él seguía teniendo ese encanto.Ella tejía de día por no desojar margaritas, total sabía que iba a salir que sí, el problema era cuando y eso no lo resolvía ninguna flor
Juntos miraban la luna, y soñaban con un rincón escondido. Uno donde pondrá "juntos por siempre jamás"
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