domingo, 29 de noviembre de 2015

oportunidad

Y sin quererlo, se encontró con su segunda oportunidad, esa a la que todo el mundo tiene derecho y que pocos usan como deben. La cogio, la mimó y la prometió aprovecharla. Compró flores y un libro, y con la oportunidad guardada en el bolsillo, llamó al timbre. Sonrío y dijo " lo siento". La puerta se abrió de par en par y al menos esa segunda oportunidad le brindó un café, una charla y la sensación de que esta vez no se iba a perder nada.