miércoles, 31 de agosto de 2016

Reflexión a media tarde.

Hubiera sido una tarde de mesa camilla, chocolate caliente y calcetines de lana, pero hasta para eso no tuvo suerte. Era verano.  El calor venia de fuera y los pensamientos no fluían tan rápido como en la época invernal. 
Se preparó un té helado y añoró aquellos tiempos cuando su pluma plasmaba sus pensamientos. Cuando respiraba inspiración. Cuando tenía algo que contar. Dio otro sorbo, era buena haciendo tes. La parte justa de azúcar, no más hielos de los necesarios...podía llenar una cantimplora de ese brebaje y llevárselo en busca de su camino; y es que estaba en uno pero, al igual que los GPS antiguos, no encontraba ruta ni reconocía ese paraje. Solo decía cuando pueda de la vuelta, y no había llegado hasta ahí para eso. Estaba claro, había que actualizar.