sábado, 17 de febrero de 2018

Al cabecero de la cama

Allí estaba. Lo típico, esperando a que llegara. Sus mejores galas, un color de labios que le sentaba de miedo y perfume nuevo. La noche prometía.
No tardó más de 5 minutos, se disculpó por la espera y pasaron al salón. Comida deliciosa y vino. Tinto. Reserva. Un capricho.
Al salir, se cogieron la mano ¿Por qué no? Risas, anécdotas y brillo de ojos. Frío en la cara, un te acompaño a casa, hay que repetir...
De eso hace más de 15 años. Cada viernes rememoran aunque sea con un vinito (no tan caro) su primer paseo y se pelean por ver quien fue quien no dejó dormir a quien...
No creen en hilos rojos, si se atan o ataron alguna vez, fue al cabecero de la cama...Intentan alimentarse uno al otro para no salir corriendo, aguantar los días de "salón nublados" y cuando no se ven sonrien sin reconocer al otro lo felices que se hacen.
Tal vez no de para un libro ni para leyenda, pero si para alcanzar la tranquilidad de que esto si que lo han hecho bien.