miércoles, 23 de octubre de 2013

Ahora

Se quedó dormida, acurrucada debajo de su árbol preferido. Soñó con las manzanas, esas rojas que come en el huerto de su abuela. Ahora se sentía sola, vacía sin pies ni manos. Prometió levantarse una vez más, luchar por última vez y soñar con la meta. Así que se despertó, de un salto, no como cuando suena el despertador por las mañanas. Corrió, se lavó la cara y cogió su petate. Ahora lo de dormir era secundario, ahora había que soñar.

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