sábado, 2 de noviembre de 2013

Cosas de princesas

Erase una vez una princesa. Una princesa con vestido pomposo, cancan y príncipe valiente. Ella, como todas, estaba encerrada en una torre de ladrillo, con un dragón custodiando la entrada. En fin, un rollo. 
El dragón temeroso, en realidad era una dragona, una con sueños por cumplir y sin ninguna gana de escupir fuego. Un día, la princesa desde la ventana la chistó "chis, chis, ¿Estas tan aburrida como yo?" La dragona no solo asintió sino que unas nubecitas de humo se escaparon por los agujeros de su nariz.

La princesa siguió hablando " yo, es que me estoy cansando. Como mi príncipe tarde más, me moriré del aburrimiento y además, este vestido estará pasado de moda..."
La dragona se asomó a la ventana y le dijo "mira chica, ahora los príncipes no salvan princesas. Ahora viajan al extranjero, toman clases de moto acuática y esperan a que ellas, vosotras, bajéis de ahí"
La princesa con los abiertos no supo bien que decir. La dragona le explicó lo siguiente: "Yo no estoy aquí para negarte la salida, estoy aquí para que salgas volando. A veces lo que creemos que nos retiene son las alas para escapar..."

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