miércoles, 6 de abril de 2016

Era ella

Estuvo ahí, igual que la Penélope de Serrat. Porque ella era para él, y no le podía fallar. Daba igual, siesta a en las sombras o a plena luz, daba igual. No se iba a marchar, la digieran vete o no te muevas... No importaba el cómo, ni él cuando. Si había que cruzar el mar, se remangaba el vestido y ale, ya se secará...

Y quién sabe, si eso es bueno o malo, si es justo o vale la pena. Quién lo marca, quién lo dice, ¿quién? Así que feliz por estar allí, demostró lo que hay que demostrar, sin fijarse en nada más que en que,  la elegida era ella.

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