jueves, 17 de octubre de 2013

"El Lucero"

Él era jardinero. Pero no un jardinero cualquiera, era el jardinero de las estrellas...las regaba, las abonaba, las podaba...incluso ¡Hablaba con ellas! Todo era paz y armonía entre el jardinero y sus estrellas. Él hacia que cada noche brillaran tanto que cada niño pudiera verlas desde la ventana de su habitación.
El jardinero de estrellas tenía una preferida, la más bonita entre todas, la más grande y delicada. También, era la más madrugadora, siempre brillaba la primera e incluso guiaba a los marineros. Así que la puso nombre: "el Lucero"
Pero el jardinero se empezó a hacer viejecito y ya apenas podía subir a regar a las estrellas, así que poco a poco se fueron apagando. El cielo se quedaba oscuro, oscuro, oscuro y el jardinero triste, triste, triste... Tenía que encontrar una solución o el Lucero también se apagaría y los marineros no sabrían encontrar el camino a casa.
Después de mucho pensar se le ocurrió una gran idea: pondría un interruptor en casa, a lado de cama, lo conectaría a cada estrella y desde allí podría mimarlas como antes y así podrían brillar eternamente.
Y así lo hizo, cada noche encendía el interruptor y todas las estrellas, incluso El Lucero, brillaban como nunca y nunca más se volverían a apagar.

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