martes, 4 de febrero de 2014

Cuentos de un 1 minuto

Vino el lobo, cansado, viejo. Los niños no le tenían miedo y él solo se dejaba acariciar. Contaba que nunca fue malo, que solo quería jugar. Quizá tenia malos modales, pero la abuelita de Caperucita le enseño a comer con cubiertos, a usar la servilleta y a pedir perdón. Solo necesitaba compañía y además el lobo no es tan fiero como lo pintan

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