viernes, 14 de febrero de 2014

Después de las perdices

Comieron perdices y fueron de luna de miel. Pero eso pasó junto con el tiempo. Vinieron ventiscas, de esas con nieve, niebla y malas caras. Nada que un buena manta y buena compañía pudiera arreglar. Las risas por los pasillos tronaban los oídos, unos días más que otros, pero había que era lo importante.
Abrazos por la espalda y besos en el cuello, aliño de cada ensalada; aquí daba igual si se había comprado tomates o no...

Promesas cumplidas y otras un poco menos, pero total tenían todas las oportunidades del mundo para llevarlas a cabo.
Sin corazones, ni purpurina... pero a veces había velas...velas de esas que hueles bien, a vainilla y a fresas y que alumbran lo justo para volver a descubrirse...
Días tristes y alegres, pero uno con el otro... Porque no todos los días se cena perdices, pero eran unos estupendos cocineros.

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