domingo, 16 de febrero de 2014

Que suerte

Que suerte tenía, por momentos sentía que, sin ningún motivo, tenía algo más preciado que cualquier cosa. Tal vez, había ocasiones que ni se daba cuenta o que, quizá, quería más de esa suerte.
Pero la tenía, y tenía mucha. El mundo se empeñaba en alejarlo, en hacerlo pesado y en anhelarlo.
Un auténtico rollo, una faena. Por que, total, no haría daño a nadie tener, esa suerte, más rato, pero parece que era un pecado... o una bomba nuclear.
Una bomba nuclear absolutamente ruidosa; peligrosa; preparada para ser lanzada...
¡Lánzala! gritaba para dentro...que alguien lo haga porque quiero que me explote en los brazos, y guardar los trocitos en los bolsillos.
Supongo que otra vez, era cuestión de esperar y de no olvidar que era su suerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario