lunes, 24 de marzo de 2014

Lazo rojo

Erase una vez una niña sin oídos,  con la cara blanca y un lazo rojo. En su cabeza, silencio, pero miles de formas. La boca solo para sonreír, para cantar ya estaba su imaginación. Diferente, tal vez, pero con muchas ganas de ser igual.
Por una persona que la miraba con lástima, cientos de amigos con manos para ayudar a levantarse.
Se convirtió en  una luchadora, buscó y buscó y al final del camino encontró a quien le dibujó los sonidos, las palabras y el mundo.
Así que pensó que igual no tener oídos no era tan malo, sería mucho peor perder su lazo rojo...

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