martes, 12 de agosto de 2014

Cristina.

Le gustaban los cuentos de amor, donde le bueno y la buena luchan, donde por muy oscuro que esté se sonríe, donde hay final feliz. Ella tenía muchos cuentos, o al menos era la inspiración. Era una princesa con un príncipe lejano, un poco hippie ya que en vez de espada, llevaba guitarra. Hacía serenatas por skype y se montaban en la misma nube. Una princesa de diez, sin trucos,  ni photoshop, real como la vida misma, con vía de escape y  eterna seguridad.
Mágica, como las mamás, porque vuela y se teletransporta, porque lee entre lineas y porque de lo pequeñita que es, es grande. Una invisible, visible y gratis.
Vamos que si hubiera referéndum del pueblo, saldría seguro. Hoy es su cumpleaños, pero está más joven que ayer.

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