jueves, 9 de junio de 2016

Nadie llamó a la puerta

Ella estaba allí, sentada, mirando desde lejos, en la sombra. Soñando otra vez. Se pasó la vida sola. Esperando a que alguien viniera a ponerla patas arriba, a dar sentido a las horas y hace la cosquillas en la tripa. Pero no vino, o quizá sí. Pero mirarse al ombligo no te deja muchas perspectivas posibles... Sé dio cuenta que solo era una más y que ni era la princesa de cuento o había más princesas, una de dos. Sentarse a esperar no era una solución y que querer es poder teñía algunas lagunas fiscales. Pero la dio igual, y los años pasaron. Nadie llamó a la puerta.

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