lunes, 26 de junio de 2017

Aposta

Erase una vez, una vez más, una vez de esas en que la suerte o la casualidad se cruza contigo en un paso de cebra ya sea en forma de moneda o de sonrisa. Pues fue esa vez, cuando los dos protagonistas se conocieron. No tienen nombre, porque si a ellos no les importaba, no nos iba a importar a nosotros. Sí, fue en un paso de peatones  donde se cruzaron, donde ella se tropezó y fue a parar a sus brazos. Muy de cuento, ¿verdad?( aun recuerdo cuando pensaba que al ir a la universidad, yo me toparía con el amor de mi vida en el pasillo y también me acuerdo que no fue así)Pero volviendo al este caso, fue muy de cuento, porque los cuentos se basan en algo y este comienzo podría inspirar uno.
Ni por asomo se pensaba él que ese día tan horroroso, donde apenas había dormido, donde el metro se paró durante 30 minutos y a causa de eso perdió el tren iba a terminar así. Con ese premio. 
Ella en cambio siempre salia dispuesta a encontrar el amor, estaba segura que algún día se cruzaría con él y lo sabría al instante. Tardó más de un instante, ya que al principio no sintió amor, sino una vergüenza horrible... Ni ellos saben como comenzaron a hablar, ni como se pasaron las horas. Eso, al igual que los nombres no nos incumbe. Lo que sí es que se dieron el número, se añadieron al Facebook y se hicieron amigos. En pocos días, como en las grandes historias de amor, se hicieron inseparables. Pero tardó en llegar el primer beso. Torpeza de él, vergüenza de ella. Unas ganas locas chillando en silencio. Y es que a veces, más de una y más de dos perdemos más de lo que ganamos. O tal vez, estaba escrito así. Porque las prisas a veces estropean, y ellos por nada del mundo querían estropearlo. Y poco más os puedo contar. Aun no saben como acabará su historia, aun no saben si acabará, si va a haber una bruja malvada o simplemente discusiones tontas de pareja. La cosa es que se conocieron y fue una suerte que él la recogiera y que ella se tropezara aposta. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario